Todos recordamos aquellos edificios de viviendas, que se construyeron durante los años 50 y 60, justo en el momento de máxima migración de los pueblos hacia las ciudades, en las que antes de llegar al pequeño vestíbulo donde se encontraba el ascensor se debía subir uno o dos tramos de escaleras.

A esos bloques de pisos iban a vivir básicamente parejas jóvenes, cuyos problemas de salud eran inexistentes. El problema vino con el paso de los años y los achaques de aquellos que gozaban de buena salud, y que ahora peinan canas y pasan de los 70. Un insignificante escalón para la mayoría de nosotros, puede llegar a ser un gran problema para aquellos que tienen dificultades de movilidad, o un obstáculo insalvable para los vecinos que se desplazan con la ayuda de una silla de ruedas. ¿De qué sirve tener un ascensor adaptado con las medidas mínimas para poder entrar con una silla, si los vecinos no pueden acceder a él? Ese pequeño tramo de escaleras que hay en muchas entradas de las comunidades, pueden llegar a ser el motivo principal para no poder salir a la calle.

 

 

La normativa sobre accesibilidad en edificios es muy clara en este aspecto: desde el 4 de diciembre del 2017 obliga a los propietarios de las fincas a realizar las obras necesarias para garantizar la accesibilidad a aquellas personas que residan, trabajen o presten algún servicio en esa comunidad, y que tengan algún tipo de discapacidad o sean mayores de 70 años. Para ello se deberán efectuar las modificaciones que se necesite en el edificio, o bien instalar en su lugar elementos mecánicos que garanticen la plena accesibilidad a todos los vecinos.

Para conseguir que un bloque de pisos sea totalmente accesible, lo propietarios deben valorar todas las opciones que se les puede ofrecer, y que no siempre son tan costosas como nos imaginamos:

BAJAR EL ASCENSOR A COTA CERO

A priori es la opción ideal, aunque sea la más costosa. Ya sabemos que, por cuestiones obvias, es en la que se necesita hacer una obra importante, pero vale la pena hacerla. De todas formas, si se dispone del espacio suficiente, el poder acceder directamente al vestíbulo donde se encuentra la parada del ascensor, es un auténtico lujo, y la revalorización de los pisos es mucho más elevada que con cualquiera de los otros sistemas de accesibilidad.

INSTALACIÓN DE UN ELEVADOR VERTICAL

En ocasiones, la opción de bajar a cota cero el ascensor se hace inviable, por lo que se instala un pequeño elevador vertical, con capacidad para que se pueda desplazar una silla de ruedas. Este tipo de aparatos, al ser hidráulicos y carecer tanto de sala de máquinas como de foso, se pueden colocar en cualquier lugar, y son una buena opción para hacer accesible el edificio.

 

 

COLOCACIÓN DE UNA PLATAFORMA SALVAESCALERAS

Se coloca directamente sobre la misma escalera, justo en el lado donde se encuentra el pasamanos. Su instalación es sencillísima ya que no requiere hacer ningún tipo de reforma, y es una opción bastante más económica que las dos anteriores. Por todo ello, hace que sea la una de las alternativas más demandadas en las comunidades de vecinos.

EMPLAZAMIENTO DE UNA RAMPA

Si lo que necesitamos es salvar unos pocos escalones, esta puede también ser una buena opción, eso sí lo más importante es que dicha rampa cuente con homologación. Todos hemos visto en algún momento, rampas que más que una ayuda son un peligro, y que desplazarse por ellas es digno de un ciclista subiendo un puerto de montaña.

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